sábado, 10 de mayo de 2014

La sangre de Kanto, Capítulo 4 - Por Aguvoir

4.

"Me ha entrado un escalofrío leyendo las últimas líneas que escribí. Supongo que es porque es algo muy reciente y me afectó directamente. Dudo que lo haya comentado, por lo que leo no, pero mi padre siempre había sido pastor. Siempre tuvo una gran relación con los pokémon, a los que consideraba familia cercana. Estimaba tanto a los pokémon que en cuanto Lance movió ficha en favor de la represión, se armó con lo que pudo, pidió a sus 5 mejores pokémon que lo acompañaran (entre los que estaba Chansey, que me cuidó desde pequeño) y se dispuso a hacer frente a las fuerzas armadas de Lance, que vigilaban a los pokémon en cada ciudad y pueblo. Bueno, "vigilar" es una palabra demasiado sutil para hacer referencia a las palizas que propició su recién creado cuerpo militar que, según él, "no era un ejército local, sino más bien una policía endurecida". Eufemismos. ¿A qué venía todo ésto? Ah, sí, estaba explicando lo de mi padre. Aún tengo pesadillas con el tema.


Cuando mi padre llegó a las puertas de la Liga Pokémon -que ya ni era Liga ni era nada: se usaba la Meseta Añil como base militar-, dijo que quería hablar con Lance. Y desde entonces no lo hemos vuelto a ver. Nos llegaron sus pokéballs, su ropa y su cartera, con una carta firmada por un general de Lance en el que se nos avisaba de se desaparición. Según el manifiesto, por "causas desconocidas". Fue una forma horrible de enterarnos de su muerte, ¿pero acaso hay alguna buena?

Quizá por ese día odio aún más a los ejércitos. De eso hace 4 años. Cuando yo era..."

Deslon no pudo acabar de escribir la frase. Una bala le atravesó el lado izquierdo del abdomen y cayó desplomado. Poliwhirl corrió hacia él y lo sacudió para que respondiera, con los ojos vidriosos. De entre los matorrales apareció una figura alta, esbelta, con un fusil en la mano. Poliwhirl, dominada por la ira, no puedo controlarse y lanzó la Hidrobomba más potente que había hecho nunca, pero la figura la esquivó. Volvió a intentarlo, pero el enemigo era más astuto y éste, corriendo hacia ella, le asestó un golpe en la mejilla con la culata de su arma. Poliwhirl también cayó al suelo, inconsciente.


2 días después

Un rayo de luz entraba por la ventana y atacaba directamente a sus párpados. Abrió los ojos un instante, los cerró de golpe por el destello del sol y se tapó con la mano, buscando sombra. Deslon no sabía dónde estaba. Miró a su alrededor. Vio a Poliwhirl, con una herida curada, algo que no recordaba. Escuchó la puerta abrirse. Se incorporó como pudo y, asustado, se arrinconó en una esquina de la cama, en guardia, furioso.

- ¿¡Quién anda ahí!? -Gritó a la puerta

Sin dar respuesta, una mujer entró con una caja de medicinas y se dirigió a Poliwhirl, que estaba teniendo pesadillas y se quejaba mientras dormía de algo imposible de saber.

- ¡Eh! -Le gritó  Deslon- ¡Déjala en paz! -Intentó levantarse, pero el costado le dolía demasiado.

- No te preocupes -le dijo la mujer, de su edad más o menos, con una voz serena-, sólo vengo a ver cómo estáis.

Se giró y quedó de cara a él. Éste quedó asombrado: era una mujer bellísima, de unos 10 años menos que él, con el pelo castaño y los ojos verdes. Se acercó a la cama y él no pudo ni reaccionar, estaba demasiado perplejo. Una vez volvió a caer en que le había disparado, el encanto se esfumó.

- Siento el disparo, de verdad. -Dijo la chica- No me gusta disparar armas de fuego, pero últimamente estaban rondando por aquí muchos maleantes, de esos que ocupan casas ajenas, y mi padre y yo tenemos que defendernos como sea.

Se sentó al lado del herido y le apartó el brazo con el que se cubría la herida. Ya estaba casi curada, gracias a los cuidados de la joven.

- ¿Tu padre? - Le preguntó Deslon, sin hacer caso a la herida.

Antes de que pudiese responder, un hombre mayor, de complexión recia y ancha, entró por la puerta. Iba vestido con una camiseta de manga corta blanca, con un chaleco encima, y vaqueros que conjuntaban con las botas que llevaba, de un color marrón oscuro. El individuo miró a su nuevo invitado y soltó un grito de alivio, alzando los brazos para más tarde abrazarlo.

- ¡Menos mal que estás bien! ¡No sabes cuánto sentimos el disparo! ¡No lo sabes! -Repitió casi llorando.

- Ya se lo he explicado, papá. - Le dijo su hija.

- ¡Da igual! ¡Es algo que podría haber acabado muy mal! ¡Perdónanos! ¡Por favor!

Deslon, asombrado por el contraste entre el aspecto intimidante del hombre y su actitud, bonachona y sin malicia alguna, no pudo articular más palabra que "Tranquilo".

- ¿Seguro que estás bien?

En ese momento se despertó Poliwhirl, gruñendo dolorida.

- ¡Poliwhirl! - La llamó Deslon, yendo hacia ella y, por consiguiente, sintiendo un dolor horrible en el torso.

La pobre pokémon lo miró y sonrió. Se abrazaron sin poder contener las lágrimas. El padre de la joven se colocó tras ellos y les ayudó a levantarse. Los llevó al comedor y les sirvió un vaso de agua, un poco de miel y café. Por la habitación correteaba un pokémon que Deslon no había visto en su vida, y eso que él creía haberlos visto todos. Cuando les preguntó, le dijeron que era un "Ledyba". No tenía ni idea de que pokémon era, nunca había visto uno así.

- Es que nosotros -le explicó la chica- no somos de ésta región. Viajamos hasta aquí desde Johto, que está algo lejos de aquí. Creo que hay una zona que conecta ambas regiones, pero nosotros preferimos ir por mar y así ahorrarnos problemas con las revueltas que hay últimamente.

- Me suena la región. ¿Y por qué viajasteis a una zona en guerra como la nuestra?

- Por mi hermano. -Dijo la chica. - Murió hace algo menos de... -Le costó contener las lágrimas- Algo menos de un mes...

El padre de la joven la abrazó por detrás y siguió la explicación que había iniciado ella.

- Mi hijo Sultio murió hace unas semanas. Había venido hasta Kanto para desafiar al Alto Mando tras conseguir las 8 medallas de la región. Era su sueño. Pero cuando llegó, el nuevo campeón le negó el combate por ser "demasiad débil" a su parecer. Pero al final cedió y accedió a darle una oportunidad. Retransmitieron el combate por televisión por el interés de ver luchar al nuevo campeón contra su primer contendiente. Pero...

Estuvo casi medio minuto sin hablar. Como a su hija, también se le humedecieron los ojos.

- ¿Qué pasó en el combate? - Preguntó el invitado, ansioso.

- Lance, el nuevo campeón, iba perdiendo cuando a mi hijo aún le quedaban 3 pokémon. Viendo la derrota tan cerca, decidió atacar directamente a mi hijo para que no pudiera seguir luchando.

- ¿¡Cómo!? ¡Eso es ilegal!

- No para Lance. Él es el jefe de Estado, tiene máxima autoridad. Puede abusar de su poder y lo hace. Mi hijo salió disparado hacia una pared y murió en el acto. Por eso estamos aquí.

- ¿Para detener a Lance?

- Para matarlo.


Continuará...

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