domingo, 2 de marzo de 2014

"La sangre de Kanto" / Cp. 1 - Por Aguvoir

1.

"Ya no recuerdo cuánto tiempo llevo encerrado en éste cuartel. Se han dejado de oir gritos de ese Arcanine que corría de un lado para otro, intentando encontrar a su dueño. Dudo que lo encuentre. Demasiados disparos he oído como para que siga vivo. Escribo ésto porque creo que es necesario que alguien ponga el grito en el cielo, igual que ese pobre Arcanine, y denuncie lo que han hecho con Kanto esos bastardos del gobierno. 

No sé si aguantaré éste tramo final de la guerra. No sé si conseguiré que alguien lea ésto. En realidad, no sé nada: vivimos en medio del caos. Pero no voy a dejar de intentarlo. Mi nombre es Deslon, por cierto. Si alguien encuentra éste escrito, por favor, que se lo entregue a mi mujer, que vive en Pueblo Paleta. Quiero que mis hijos, Dalia y Azul, sepan quién fue su padre.

La historia de nuestra guerra empezó, si no me equivoco, hace unos 6 años. En Ciudad Carmín se caldeó el ambiente por unos molestos Drowzee, que vivían en la ruta que quedaba al Este de la ciudad. Éstos, desde siempre, habían sido grandes amigos de la gente del pueblo. Nunca habían dado problemas; es más, incluso habían ayudado a deshacerse de malhechores en alguna ocasión, así que se les tenía mucho cariño. Por eso aún no acabo de entender por qué un día, sin previo aviso, empezaron a usar su ataque Psíquico contra algunas personas que pasaban por su ruta.

Los habitantes de la ciudad, viendo como los Drowzee empezaban a ser un peligro, se reunieron unos días más tarde, en el Centro Pokémon. Tras algo menos de una hora de reunión, se decidió unánimamente llamar al director Safari, con sede en Ciudad Fucsia, aunque creo que también hay alguno en la región de Johto. El director debía acabar con los conflictos de los Drowzee, ya fuese aplacando sus ánimos o capturándolos para llevarlos al Safari. Cuando llegó, montado en una furgoneta verde y amarilla, fue amablemente a saludar a los vecinos, que no estaban para formalismos. Una vez enterado de toda la situación, abrió la puerta trasera de la furgoneta y descubrió a seis hombres, vestidos con trajes de camuflaje verde -supongo que por ser los colores caracteristicos del Safari- y escudos de aluminio, por si hubiese algún imprevisto.

El caso es que lo hubo. Los hombres bajaron del vehículo, el director les informó de las revueltas de los Drowzee y se dirigieron a la Ruta 11, en la que estaban los pokémon. Cuando llegaron, algún escudo ya salió volando por los aires gracias a los poderes psíquicos que tenían los Hypno, que ya eran 'ancianos' pero protegerían a sus descendientes pasase lo que pasase. Los Guardias -así se hacían llamar los hombres de la Zona Safari- no se asustaron y cogieron sus redes y pokéballs. Todo cambió cuando un Sandshrew, pequeño pero embravecido, se agarró a la pierna de un Guardia y empezó a arañarla con debilidad. El hombre, que sabía que no intentaba hacerle daño, sino que estaba asustado, dejó que el pequeño siguiera agarrado y pensara que estaba haciendo algo provechoso. Pero el padre del Sandshrew, un Sandslash joven y fornido con una herida en el pecho, vio como su hijo intentaba atacar al hombre. Como es lógico, pensó que estaba en peligro y fue en su ayuda, saltando ante el hombre y usando Cuchillada contra él. El Guardia saltó hacia atrás para evitarlo y, sin querer, golpeó con el escudo al pequeño Sandshrew, que se soltó y huyó atemorizado. Todos sabían que había sido sin querer, pero el Sandslash no lo interpretó de la misma forma y atacó de nuevo al hombre, desgarrando su ropa antes de que pudieran detenerle con una red.

Durante la reyerta, los Drowzee habían ido a buscar ayuda y se dispusieron a iniciar su propia ofensiva contra los 'invasores armados'. Entre todos los Rattatas, Ekans, Pidgeys, Drowzees y Raticates, eran unos 40 aliados. Un numero demasiado elevado para combatir pacíficamente. Al atacar a los hombres, éstos no tuvieron más remedio que responder con el uso de sus escudos, siempre intentando no golpearlos, sino detener los constantes ataques y mantenerlos distraídos mientras se les proporcionaban más redes y algunas Superballs. Pero nada salió bien aquél día. Una decena de Ekans obstaculizó la salida de la Ruta, que la conectaba con Ciudad Carmín, y las Superballs no pudieron llegar de ninguna forma.

Con éste panorama, se estableció una máxima entre los soldados: si un pokémon atacaba, había que devolver el ataque e intentar capturarlo para que cesara en su violencia. Y, para su sorpresa, todos y cada uno de los pokémon atacaron a la vez. Cuatro hombres fueron heridos y los otros dos usaron sus redes para ayudarlos, pero los otros pokémon aprovecharon ese despiste y pasaron de nuevo a la ofensiva, ésta vez por la espalda.

Todo acabó con el líder del Gimnasio de Ciudad Carmín, el joven Teniente Surge (comunmente llamado Lt. Surge por los alrededores), saliendo a ver qué pasaba y aplacando la ira de los pokémons con cuatro Impactruenos de su Raichu. El conflicto de la Ruta 11 quedó en un caso aislado durante un tiempo. Pero al final, de una forma indirecta, acabaría desencadenando toda una guerra.

Tengo sueño, creo que tendré que tomarme un descanso o no podré explicar todo cuanto quiero que la gente sepa de nuestra guerra. Cuando despierte, seguiré escribiendo. No pienso dejar que el gobierno siga haciendo que la gente crea que son inocentes cuando en realidad tienen toda la culpa. Todo surgió a raíz de lo de Ciudad Carmín. En fin, ya seguiré."



Continuará...

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