sábado, 8 de marzo de 2014

"La sangre de Kanto" / Cp. 2 - Por Aguvoir


2. 

"Al final he tardado 3 días en volver a coger éstos papeles. Pensaba seguir en cuanto despertara, pero hubieron problemas en ésta zona. En la celda del cuartel en la que estaba se rompió una de las cañerías y por poco me ahogo: se inundó todo el edificio.

Por suerte una Poliwhirl escuchó mis gritos y pudo sacarme. No sé como pagárselo. De momento he encontrado una barraca y ella está aquí comigo. Creo que no tiene familia. O al menos ya no, no lo sé.


En fin, la historia de la guerra. Pues como iba diciendo hace unos días, el incidente de los Hypno quedó atrás y no pareció tener relevancia. Pero el caso es que la gente no se sintió cómoda con la represión que los Guardias habían aplicado en tal situación. Muchas cadenas de televisión hicieron eco del conflicto y del malestar general que se vivía en torno a si se debía castigar a pokémon que no se comportaran debidamente o no. Unos defendían que sí, que los pokémon se encontraban en su mayoría en estado salvaje y, al no haber recibido adiestramiento, debíamos impartir nuestras leyes a base de fuerza si ellos suponían un peligro. Otros, en cambio, defendían lo contrario: que los pokémon eran seres tan racionales como nosotros mismos y tenían una predisposición natural a proteger a sus allegados, por lo que era normal que si alguien entraba en su territorio se molestaran y atacaran de vez en cuando. La verdad, desde mi punto de vista, lo segundo me parece muy lógico, pero el hecho de atacar después de décadas viviendo junto a los habitantes de una ciudad, como pasó en Ciudad Carmín... Pues no tanto.

El conflicto incluso se extendió a la prensa. Los periódicos analizaban antiguas revueltas de pokémons salvajes, así como sus consecuencias a largo plazo. Una tontería, quizá. Pero, aun siendo una cosa tan inútil, causó revuelo y la gente empezó a dividirse aún más: se organizaron manifestaciones contra el gobierno alegando la falta de soluciones por parte de los jefes de  estado. Éstos, viéndose contra las cuerdas, decidieron optar por la represión, tal y como había hecho el jefe del Safari, pero ésta vez por la represión contra la gente. ¿Contra quién? Contra todos. Creo que en éste punto ya es fácil imaginarse que la gente endureció aún más sus protestas, llegando incluso a tomar Centros Pokémon diciendo que "si no se escuchaba la opinión de la gente, el gobierno sería el causante de las enfermedades esa propia gente" o algo así. Yo siempre me mantuve en una posición bastante neutral, así que no me afectó mucho.

Cuando el gobierno vio imposible la paz con el pueblo, sencillamente dejó de intentarlo y se disolvió: unos emigraron a Johto, otros a una región que decían estaba realmente lejos, sonaba como "Si no" o algo así -nunca lo he visto escrito-; y otros a las Islas de nuestra región, donde todo el revuelo de los problemas sociales no había llegado.

Eliminado el gobierno, la gente creó asambleas con el objetivo de encontrar medidas de seguridad y la forma de nombrar un nuevo dirigente en la región. Se presentaron tres candidatos para la dirección del país: Telco, un antiguo líder de gimnasio de Tipo Agua, ya con sus buenos 64 o 65 años; Marlés, vigente Comandante de las Fuerzas Especiales de Johto, que estaba en nuestro país por la reciente apertura de una sede de su ejército en la cual ejercía como instructora; y Lance, un joven entrenador que había conseguido las 8 medallas de Kanto en tiempo récord, pero que aún no había sido probado en la Liga Pokémon.

La gente, para decidir quién saldría vencedor en las elecciones, buscaron una forma de comprobar cómo andaban los candidatos en inteligencia en combate y situaciones difíciles, así como el comportamiento que tenían en momentos críticos (si tenían la cabeza fría en todo momento o si se guiaban por el corazón). Tras pensarlo bien, los llevaron a la Liga Pokémon, la cual Lance nunca había aún, y acordaron hacer jefe de gobierno al que mejores aptitudes mostrase. Telco cayó contra Agatha, la cual usaba pokémons de Tipo Fantasma y Veneno, mientras que Marlés aguantó hasta el final, sucumbiendo en su combate contra el campeón. Lance, en cambio, fue poco a poco y, aunque tardó más en acabar todos sus combates por pensar largo y tendido sus movimientos, llegó al final. Y venció. El campeón, mi viejo amigo Aka -que años antes se había convertido en el padre del mejor amigo de mis hijos, Rojo- consiguió debilitar a 5 pokémons de Lance, pero con el último falló un Hiperrayo y no pudo vencer. Eso sí, Aka, siempre tan alegre y bromista, aceptó de buen grado su sucesión como Campeón de la Liga. Según él, así podría pasar más tiempo con su hijo, que no tenía más que 3 añitos. Igual que el mío, vaya.

Con Lance como líder del Alto Mando, se le escogió para ser el nuevo jefe de Estado. El chaval no tenía mucha experiencia, pero por lo menos era buen entrenador y, lo que más llamaba la atención, trataba a sus pokémon y a los de los demás como si fueran sus propios hermanos. Y aunque se creía que Kanto empezaría a ir mejor desde ese momento, la gente siguió pidiendo la intervención en los conflictos. Y haberla la hubo. Pero sólo contentó a la mitad de la población."


Continuará...

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